"Besos"
Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.
Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan solo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.
Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.
Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha desifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.
Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.
Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.
Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.
Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.
Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.
¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.
Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Gabriela Mistral.
Emma Godoy (ilustre profesora Mexicana) nos comparte en su libro “antología de GABRIELA MISTRAL.” Una opinión muy personal sobre momentos relevantes de la vida y obra de la escritora chilena cuyo nombre corto y verdadero sería: Lucila Godoy Alcayaga. Hija de la señora Petronila Alcayaga y del profesor rural Jerónimo Godoy. Nació el 7 de abril de 1889, en una pequeña aldea cerca de Vicuña (capital de Elqui).
En dicho libro nos hace saber que en 1922 fue invitada a México por el Lic. Jose Vasconcelos (Ministro de Educación Pública en el régimen del Gral. Alvaro Obregón) para colaborar con la reforma educativa rural, que desempeño cargos en la ONU y que el Gobierno de Chile la nombró cónsul vitalicio con derecho a elegir el lugar de su residencia.
En 1945 le fué otorgado el Premio Nobel .
Emma Godoy nos dice que el mejor de sus poemas era ella misma, una mujer que no le penetro ni la riqueza ni la gloria, porque son cosas terrenales que le quedaron fuera para no ensuciar su espíritu.
"Creo en mi corazón".
Creo en mi corazón, ramo de aromas
que mi señor como una fronda agita,
perfumando de amor toda la vida
y haciendola bendita.
Creo en mi corazón, el que no pide
nada porque es capaz del sumo sueño
y abraza en el ensueño lo creado:
¡inmenso dueño!
Creo en mi corazón, que cuando canta
hunde en el Dios profundo el franco
herido,
para subir de la piscina viva
recien nacido.
Creo en mi corazón, el que tremola
porque lo hizo el que turbó los mares,
y en el que da la Vida orquestaciones
como de pleamares.
Creo en mi corazón, el que yo exprimo
para teñir el lienzo de la vida
de rojez o palor y que le ha hecho
veste encendida.
Creo en mi corazón, el que en la siembra
por el surco sin fin fue acrecentado.
Creo en mi corazón siempre vertido,
pero nunca vaciado.
Creo en mi corazón, en que el gusano
no ha de morder, pues mellará a la
muerte;
creo en mi corazón, el reclinado
en el pecho de Dios terrible y fuerte.
Gabriela Mistral.
"Riqueza"
Tengo la dicha fiel
y la dicha perdida:
la una como rosa,
la otra como espina.
De lo que me robaron
no fui desposeída;
tengo la dicha fiel
y la dicha perdida,
y estoy rica de púrpura
y de melancolía.
¡ay, qué amante es la rosa,
y qué amada la espina!
como el doble contorno
de dos frutas mellizas
tengo la dicha fiel
y la dicha perdida.
Gabriela Mistral.
"Cuando tu vuelvas, si es que vuelves,
no te vayas enseguida.
yo quiero acabarme contigo
y quiero morirme en tus brazos".
Gabriela Mistral.
En la 2a Edición poemas de
"Pablo Neruda."
Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma...